viernes, 9 de enero de 2015

Después del orgasmo, afecto

Según los resultados, las personas que dedican más tiempo a darse afecto después del coito y a expresar el amor por su pareja son más felices.


Diversos estudios realizados por la revista Archives of Sexual Behavior; la Universidad de Michigan y la Universidad de Albright en Pensilvania, Estados Unidos, han demostrado que aquellas parejas que demuestran afecto por medio de abrazos y caricias después del coito, se sienten más satisfechas con la experiencia sexual recién experimentada. 

En otras palabras, los minutos siguientes al clímax son cruciales para demostrar por medio de caricias, el grado de satisfacción que se obtuvo durante el acto sexual.

Obviamente, esto es principalmente aplicable a parejas estables, ya que si no quieres que se vuelva algo serio el encuentro que acabas de tener, no es recomendable que manifiestes tanta ternura, ya que podría interpretarse como un gesto de estabilidad y amor.

Según los resultados, las personas que dedican más tiempo a darse afecto después del coito y a expresar el amor por su pareja son más felices y están sexualmente más satisfechos.

En resumen, según estos estudios, la clave de la satisfacción sexual, más allá de tu rendimiento, puede ser compensado con las caricias post clímax, ya que el tiempo que los amantes dedican a las caricias es fundamental para determinar si el encuentro ha sido satisfactorio o no.

Sin embargo, hombres y mujeres no reaccionan del mismo modo tras alcanzar el clímax.

Es importante saber empatizar con el otro y tener en cuenta la química del momento.

Para los hombres el sexo es una fuente de relajación, mientras que las mujeres se llenan de vitalidad, situación que genera un estallido de sustancias neuroquímicas propicias para el acercamiento y consolidación del vínculo, por lo que tras el orgasmo buscan abrazar a sus parejas y dar caricias.

Los hombres, tras el orgasmo, generan una producción elevada de prolactina, lo que los hace sentirse somnolientos, relajados y satisfechos.

Por esto es crucial tener en cuenta las reacciones químicas del otro y no desesperar. Acariciarse durante unos minutos antes que él se duerma. No hacer preguntas profundas o incómodas que corten la química del momento vivido.

Además, existen otros estudios realizados por el dr. Daniel Kruger, de la Universidad de Michigan, que afirman que conversar, acariciarse y luego dormir en pareja tras el encuentro sexual, favorece la unión con el otro y en nuestros cerebros queda implantado como un recuerdo inolvidable y mucho más placentero que si no existiera tal instante de atención y entrega.

Estas investigaciones también revelan que las mujeres que se duermen después que sus parejas, sin haber recibido caricias, quedan con un alto sentimiento de inseguridad que se traduce en insatisfacción sexual.

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